LA BAILARINA DE AUSCHWITZ- EDITH EGER

 

LUGAR: 

La autora contextualiza los cambios de fronteras como resultados de guerras desde 1918 de la región de Eslovaquia como parte del imperio austrohúngaro al nuevo estado de Checoslovaquia.

Kassa la ciudad natal húngara de Edith paso a llamarse Košice en Checoslovaquia. 

Eslovaquia.
Checoslovaquia.
Polonia, campo de concentración Auschwitz.
Austria, Subcampos Mauthausen.
Austria, Gunskirchen.
Estados Unidos, Texas, El Paso

PERSONAJES:

Edith ó Dicuka la protagonista
Magda la hermana mayor que comparte con Edith el encierro en los campos de concentración
Clara la otra hermana, violinista prodigio
Bela el esposo de Edith
Hijos John Marianne y Audrey
Profesores y mentores: Whitworth, John Haddox, Ed Leonar, Carl Rogers, Richard Farson y Viktor Frankl

TIEMPO:

Es un libro autobiográfico el tema se desarrolla alrededor de 1943, hace referencia al último encuentro que la protagonista tiene con Víctor Frankl en 1983. La editorial Planeta publicó este libro en 2019.

Aunque muchas obras han contado historias del holocausto, los horrores, la crueldad, los sufrimientos físicos y psicológicos, en este libro encontramos herramientas para superar traumas, dificultades, tristezas y ansiedades, apoyados en la fuerza interior que todos tenemos, en la actitud con la enfrentamos las circunstancias y en la forma como gestionamos los miedos.

Es un libro de fácil lectura, con un lenguaje claro, cálido y sencillo. La escritora recurre a recursos literarios como la anacronía- analepsis, haciendo saltos en su narración del presente a recuerdos del pasado para desarrollar la historia.

Percibimos el dolor y la alegría de esta sobreviviente, en la narración de las vivencias con su familia, amigos, vecinos y conocidos. Acontecimientos donde perdió a sus padres, los sueños de su juventud, su primer amor. Muestra el duro camino de la sanación, de su desarrollo profesional y de lo que aprendió con sus pacientes.

Su fuerza proviene de su interior, es decidida, inteligente, con voluntad firme para sobreponerse cada día. Usa sus cualidades y habilidades con inteligencia, es arriesgada y a la vez prudente, se preocupa por los otros, es generosa y agradecida, le gusta servir a los demás y entiende que la cooperación es mejor que la competencia. Se apoya en algo y en alguien para sostenerse, para tener esperanza, ese algo son las palabras de Eric «Nunca olvidaré tus ojos, tus manos.» y ese alguien es su hermana Magda.

Me doy cuenta lo difícil que es experimentar la liberación de un trauma ocasionado por todos los sufrimientos constantes y acumulativos, mucho más que la lucha perseverante por la supervivencia. Como sobreviviente, Edith, empieza una lucha por integrarse, por reconocerse, trata de protegerse negando, ocultando y camuflando el horror vivido. De esta forma, alarga su proceso de curación, agregando en su interior más dolor y daño.

Es una obra corta pero sustanciosa, en sus estudios en psicología expone las ideas de sus profesores y mentores, como las aplicó en sus pacientes y como sus experiencias de vida le ayudaron para cambiar su vida y la de otros. Nos habla del manejo de la ira y el perdón sanador.

Dentro de sus mentores esta Víctor Frankl, otro sobreviviente, psiquiatra, neurólogo y filósofo Austriaco, que escribió una obra maravillosa que les recomiendo “El hombre en busca de sentido”. Se le considera el creador de la corriente psicológica Logoterapia donde al ser humano lo motiva una férrea voluntad de encontrar sentido, propósito y responsabilidad para su existencia y para los demás.

Estas son algunas de las frases que describen el fuego interior de la escritora:

 

·         «Si sobrevivo hoy, mañana seré libre.» Repito la consigna en mi cabeza.

·       Lo sucedido no puede olvidarse ni cambiarse jamás. Pero, con el tiempo, he aprendido que puedo decidir cómo reaccionar ante el pasado. Puedo sentirme desgraciada o esperanzada. Puedo sentirme deprimida o feliz. Siempre tenemos la posibilidad de decidir, la posibilidad de tener el control.

·         La memoria es un terreno sagrado. Pero también embrujado. Es el lugar en el que mi rabia, mi culpa y mi pena dan vueltas como pájaros hambrientos en busca de los mismos huesos viejos. Es el lugar al que acudo en busca de la respuesta a la pregunta que no puede contestarse. ¿Por qué sobreviví?

·         «Todo el éxtasis de tu vida vendrá de tu interior», me había dicho mi profesora de ballet. Nunca entendí qué quería decir. Hasta Auschwitz.

·         Simplemente, recuerda: nadie puede quitarte lo que pones en tu mente.

·         Doy gracias por tener pan. Doy gracias por estar viva.

·         Cuando mi madre me decía: «Me alegro de que tengas cerebro, porque no tienes planta» …. en Auschwitz, la voz de mi madre resonaba en mis oídos con un sentido diferente. «Tengo cerebro. Soy lista. Voy a solucionar las cosas.» Las palabras que oía en mi cabeza marcaron una enorme diferencia en mi capacidad de mantener la esperanza.

·         Me esforcé en desarrollar una voz interior que me proponía un relato alternativo.

·         Nos obligaban a donar sangre para hacer transfusiones a los soldados alemanes heridos. puño. Logré encontrar una forma de ejercer mi poder….

·         En mi venganza imaginaria, el niño que ahora nos grita «¡Sucia judía! ¡Sabandija!» me ofrece un ramo de rosas. «Ahora sé —dice— que no hay motivo para odiarte. Ningún motivo.»

 Bogotá, marzo de 2021

EL AUTOR Y SU OBRA

Edith Eger nació el 29 de septiembre de 1927 en Kosice, Eslovaquia, de padres judíos húngaros. Es psicóloga, doctora en Psicología Clínica de la Universidad de Texas en El Paso en 1978, especialista en trastornos de estrés postraumáticos.

En su juventud recibió entrenamiento en ballet y gimnasia. A pesar de sus cualidades, en 1942 fue excluida del equipo que se alistaba para los Juegos Olímpicos, por las nuevas leyes del gobierno húngaro contra los judíos.

A sus 16 años los nazis se la llevaron junto con sus padres y su hermana mayor Edith al gueto de Kosice y posteriormente fueron trasladados en tren a Auschwitz. Fue usada como escudo, al viajar encima de los vagones de trenes alemanes, para evitar los bombardeos de los británicos. Edith fue trasladada varias veces a diversos subcampos de Mauthausen, en Austria, hasta que por fin el Ejército Americano la liberó en Gunskirchen en mayo de 1945.

Se caso con Albert (Bela Eger), huyo con él y su hija hacia Checoslovaquia y posteriormente a los Estados Unidos en 1949, donde tuvieron otros dos hijos. Su esposo Bela murió en 1993. En marzo 2021 Edith tiene 93 años.

La elección: abrazar lo posible. Scribner (2017); La bailarina de Auschwitz. Planeta (2019); El regalo: 12 lecciones para salvar su vida. Ebury Publishing (2020); En Auschwitz no había Prozac. Planeta (2020).