KENTUKIS- SAMANTA SCHWEBLIN


Kentukis es una novela coral (1), novedosa, entretenida y actual, donde se cruzan y tejen conexiones de varios personajes todos con la misma importancia y protagonismo. Contada por un narrador omnisciente (2) que conoce los detalles de los personajes, sus diálogos y relaciones. Las historias se desarrollan en diferentes lugares del mundo. Los personajes tienen en común a los Kentukis.

El propósito de la escritora es mostrar la naturaleza humana estableciendo relaciones entre personajes de diferentes culturas, nacionalidades, idiomas, edades y creencias, aprovechando las tecnologías existentes que no califica de buenas o malas. Deja ver los riesgos potenciales por el uso que el ser humano les da.

Son historias cortas que suceden en diferentes partes del mundo y cuyos personajes, en forma remota, permiten a otros personajes observar su vida privada. No se conocen, no saben a quién están dejando entrar en su intimidad, el control es mínimo y a veces nulo. 

En alguna ocasión logran establecer comunicación. El conocimiento de estos juguetes o mascotas depende de las habilidades tecnológicas que se tengan, pero la mayoría desconocen a lo que se enfrentan.


Los textos en azul y cursiva encerrados en comillas corresponden a la novela analizada. 

 “- Es un teléfono con patas, mamá” (pag 107)

“- ¿Y por qué no compro yo otro kentuki y lo mando para allá? Sería lindo, ¿no? Así podemos estar más tiempo juntas.” (pag. 107)

“- No se puede elegir con quién te conectás, mamá. Esa es la gracia.” (pag. 107)

Entre el peluche y la aplicación se establece una relación de amo y esclavo; quien ejerce cual rol es relativo. El que puede mirar no tiene accesorios de comunicación, sin embargo, entre ambos se ingenian formas para comunicarse, aquí se presentan situaciones de chantaje, angustia, empatía, pánico, abuso e impotencia.

 “Cómo no se le había ocurrido antes el truco de la ouija, pensó Robin. Hacia más de una semana que tenía el peluche en su cuarto, de acá para allá. Habría podido conversar tranquila con él, quizá era alguien especial, un chico de quien hubiera podido enamorarse y estaba echándolo a todo a perder” (pag. 13)

Los observados son quienes al comprar los peluches deciden “tener kentukis” o mascotas. Los peluches tienen formas de animales como conejos, dragones, cuervos, etc. y cuentan con una cámara instalada en los ojos, con unas ruedas que les permiten desplazarse y con una plataforma de carga de energía, con una única conexión o vida. Algunos dueños de los peluches no ponen límites, otros tratan de ocultar situaciones más íntimas.

 “- Míster- dijo, mientras volvía a sentarse frente al kentuki y anotaba un número-. Llámeme- sostuvo el papel frente al kentuki-. Llámeme ahora y dígame qué puedo hacer por usted.”

Los observadores son quienes al adquirir las aplicaciones que instalan en dispositivos como computadoras o tabletas deciden “ser kentukis”. Tienen la facultad de ver, escuchar y traducir desde el lugar en donde se encuentran.

“Se oyó un murmullo suave, como un canto, y Emilia se acercó a la pantalla para intentar entender. Sus parlantes eran viejos y ruidosos. El sonido se repitió y descubrió que en realidad se trataba de una voz femenina: le estaban hablando en otro idioma y no comprendía ni una palabra” (pag. 17)

Este libro me ha hecho pensar en el consumismo, el mercado que ofrece cada vez más productos creando necesidades por moda, casi que nos sentimos fuera de lugar al no tener o no usar lo que otros tienen o usan, sin alcanzar a dimensionar sus efectos positivos o negativos en nuestras vidas. Es un bombardeo continuo que afecta a cualquier persona, de cualquier edad y en cualquier parte del mundo.

 En Facebook, Instagram, Google, Tinder y otras facilidades tecnológicas se publican fotos, comentarios, pensamientos, lugares visitados, estudios realizados, amistades, hobbies, entre otras cosas. Esta información puede ser vista por muchas personas dependiendo del grado de seguridad configurado. Inicialmente se comparte con contactos conocidos, pero se dan casos de personas que logran infiltrarse y que tras sus perfiles falsos establecen comunicaciones con malas intenciones buscando hacer daño. Si con esta información al alcance de muchos existe un gran riesgo, no me imagino lo que puede suceder si además se tiene acceso diario a la cotidianeidad y privacidad.

Es un placer compartir mi pasión por la lectura con esta novela. Es interesante, su lenguaje es ameno, sencillo y claro. Es muy personal mi sentimiento de desasosiego ante el manejo frente a la seguridad de la información, a veces sin dimensionar los riesgos en que ponemos nuestras vidas y la de nuestros seres queridos. Los invito a leer esta obra y a hacer sus propias reflexiones.

 (1)  Novela o película coral:  es aquella que cuenta la historia de muchos personajes a la vez, los hechos suceden en forma paralela, se describen comportamientos o sentimientos y se pueden cruzar en algún punto.

(2)  Narrador omnisciente: es una voz que relata sucesos, anécdotas. Es el que todo lo sabe y todo lo entiende, no es un personaje de la narración.



EL AUTOR Y SU OBRA

Samanta Schweblin, argentina, nació en Buenos Aires en 1978. Estudió imagen y sonido en la Universidad de Buenos Aires. Ha participado en varios concursos literarios y ha ganado varios premios por sus cuentos y novelas. Obtuvo el primer premio del Fondo Nacional de las Artes con su libro de cuentos “El núcleo del disturbio” y el primer premio en el concurso Nacional Haroldo Conti con su cuento “Hacia la alegre civilización de la capital”. Algunos de sus cuentos se encuentran traducidos al inglés, alemán, sueco y francés. Vive en Berlín desde el 2012.

Sus Libros:

El núcleo del disturbio (2002); Cuentos argentinos- Editorial Siruela (2004); La joven guardia- Editorial Norma (2005); Una terraza propia (2006); Kentukis- Literatura Random House (2018)

Bogotá, mayo 2019


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