EL CHICO QUE SIGUIÓ A SU PADRE A AUSCHWITZ, JEREMY DRONFIELD
LUGAR: Leopoldstadt segundo distrito de Viena. Buchenwald y otros campos de concentración en Alemania. Auschwitz en Polonia. Austria. Lisboa. Staten Island, Long Island, Nueva York y New Bedford Estados Unidos.
TIEMPO: De 1935 a 1946
PERSONAJES:
Principales:
Gustav y Fritz Kleinmann (padre e hijo).
Secundarios:
Tini, Edith, Herta y Kurt. Vickerl Ecker. Organización German Jewish
Children’s. Sociedad de ayuda al Inmigrante Hebreo. Maurer amiga de Tini. Juez
Samuel Barnet y su hermana Kate. David hijo de Philip. Ruthie. Philipp y Eduard
Hamber, kapo Schwarz, sargento SS blockführers Abraham, comandante Koch,
sargento SS Martin Sommer, doctor SS Hanns Eisele, subcomandante de campo Rödl
y otros.
Este libro está basado en hechos reales tomados del diario que en secreto escribió Gustav Kleinmann durante su cautiverio de casi siete años, las memorias de su hijo Fritz, un trabajo de investigación exhaustivo, entrevistas a familiares y sobrevivientes del holocausto, documentación que el autor comparte con el lector en las últimas páginas.
Narra la historia
de la familia Kleinmann conformada por Gustav el padre, Tini la madre, Fritz,
Edith, Herta y Kurt los hijos. Ellos viven una vida tranquila y muy modesta en
Viena. Son judíos, pero sus prácticas religiosas son flexibles.
El padre es un artesano
talentoso, con una disposición de espíritu optimista. Proveniente de la región
de Galitzia actualmente dividida entre Polonia (Galitzia occidental) y Ucrania
(Galitzia oriental), llegó a Viena a sus 15 años de edad y se convirtió en un
reconocido tapicero.
Veían señales de maltrato
y vejación a otros judíos, nunca imaginaron que sus vidas iban a cambiar, se
consideraban más austriacos que judíos. No percibieron el peligro, aunque la
amenaza era real. Luego experimentaron lo mismo, fueron despojados de la
nacionalidad austriaca, les quitaron sus trabajos, cerraron talleres, negocios
y todo lo que les generaba ingresos para vivir. Fueron humillados en público, perseguidos,
perdieron a sus amigos y fueron traicionados por sus vecinos.
Empieza entonces
el calvario de esta familia. En 1939 Gustav Kleinmann y Fritz su hijo
adolescente son capturado por los nazis. Luego de un interrogatorio fueron enviados
al temido campo de Buchenwald, en Alemania.
Gustav y Fritz logran
mantenerse juntos y sobrevivir a cinco campos de concentración diferentes, cada
vez más terroríficos, durante siete años, venciendo hambre, maltrato, humillaciones,
presiones psicológicas y trabajos forzados, apoyándose con actitud positiva y
valiente, con una relación sólida en amor hasta el sacrificio y la esperanza de
salir con vida.
Mientras tanto su
esposa e hijos, también son víctimas de la violencia antisemita. La madre lucha
sin cesar para sacar a sus hijos a otro país y salvarlos de los horrores que se
ven y se viven, buscando incansablemente rutas de escape.
El autor también nos
muestra como fueron recibidos los inmigrantes, las situaciones que enfrentaron,
las pérdidas de sus familias, de sus estilos de vida, de sus costumbres. La
calidez o el rechazo, desprecio y xenofobia que experimentaron y como fueron adaptándose
en sus nuevos hogares.
Cuando los nazis
deciden trasladar a Gustav a Auschwitz en Polonia, su hijo hace todo lo posible
por seguirle sin importar las consecuencias. Hasta este momento han usado
muchas estrategias para hacerse necesarios en el trabajo, manejan un perfil
bajo, han conseguido amigos, han cuidado de otros y otros los han cuidado.
El común denominador
de los sobrevivientes de esta trágica historia, en mi forma de ver y luego de
haber leído varias obras sobre el genocidio contra los judíos, es que tienen propósito,
actitud positiva, deseo de vivir, esperanza de libertad, habilidades para
trabajar, son generosos y tienen espíritu de servicio.
La forma como
llegó esta novela al escritor Jeremy Dromfield me recordó que en la novela 1Q84
de Haruki Murakami “la Crisálida de aire” fue reescrita en una editorial.
Me gustó mucho esta
obra. El narrador en tercera persona va hilando la trama. El ritmo, aunque
lento logra conectar al lector y trasmitir el dolor, la angustia, la
incertidumbre, el valor de cada día, la maldad, el desprecio. Saca a la luz el
horror de la naturaleza humana, los momentos de oscuridad, el miedo que mueve a
deshumanizar al otro por ser, pensar, creer o actuar diferente.
En
letra cursiva azul se encuentran extractos de la novela que revelan el estilo
narrativo del autor:
·
“Tras el interrogatorio y una evaluación les asignaban
categorías” pág. 59
·
“A pesar de que querían que los judíos se marcharan, los nazis
no podían evitar la crueldad de ponérselo lo más difícil posible. Les
arrebataban su patrimonio cuando pasaban por el sistema mediante una serie de
impuestos abusivos” pág. 64
·
“Eran borrachos y sádicos con la mente atrofiada o retorcida,
con el alma deformada; los habían convencido que habían nacido para aquello”
pág. 79
·
“Buchenwald era un pequeño país de supervivientes rodeado por un
mar de veneno.” Pág. 145
·
“A muchos les habían dado banderitas estadounidenses y las
levantaban. Aquellas pequeñas ofrendas de esperanza ondeaban al viento.” Pág.
159
·
“Muchos llegaron a familias hostiles o sufrieron acoso
antisemítico o antigermánico” pág. 163
·
“Al final, el simple peso de los crímenes que se habían cometido
resistiría todos los intentos de eliminar las pruebas.” Pág. 363
·
“La pesadilla, en cambio, no acabaría nunca mientras hubiera
vida y memoria. Los muertos seguirían muertos, los vivos estaban llenos de
cicatrices y sus números e historias vivirían para siempre como homenaje.” Pág.
418
·
“y el poema de su padre, “Caleidoscopio de la cantera”, con su
imagen central inolvidable:
Repica incesante la
trituradora,
pica y repica y rompe la
roca.
Muele la grava y, hora tras
hora,
traga paladas por su ávida
boca.
Los que con penas y
esfuerzos la cargan
saben que come y no se llena
nuna;
lo mismo piedras que hombres
tritura” pág. 433
Bogotá, septiembre
26 de 2022
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